sábado, 23 de agosto de 2014

Querido verano:

Supongo que todos tenemos una parte negativa en nuestro interior, o como me gusta llamarla a mí “una parte oscura”. Estos últimos meses de ti, con la libertad, sin el estrés, sin la constante visión de gente que hace cosas mejor que yo, o que es algo mejor que yo, por fin he conseguido olvidarme de mis complejos, o de al menos no pensar en ellos, y si lo analizo bien, me he sentido feliz.Por una vez, en mucho tiempo, siento que las cosas van bien y que esta racha de cosas buenas no puede acabar, pero noto que cada minuto que pasa, cada segundo que indica tu final, también implicará el final de este periodo, y no sé si estoy preparada para el mundo real, y para los mismos miedos. No sé si seré capaz de mirar el mundo con una sonrisa, cuando vuelvo a tener los mismos problemas de siempre. A veces he sentido vivir en una especie de limbo depresivo. A veces he sentido caer en ese pozo, donde está mi parte oscura, cuya fuerza es infinita, y su forma de comunicación es tan agresiva, que no soy capaz de reaccionar. Me he perdido en mil caminos buscando algo de amor, y no me gustaba ninguno, ni en ninguno me sentía como en casa, porque yo aún no tenía el mío. He estado sola y he gritado, pero solo había un tremendo vacío de incomprensión. Y por una vez, porque esta vez sí, he olvidado lo que es compararse, lo que es martirizarse con uno mismo, lo que es mirarse al espejo y verse horrible y no saber si quieres llorar o prefieres desaparecer, lo que es odiarme. Lo olvidé. Quizás para algunos sentirse bien es lo normal. Pero para mí no lo es. No quiero vivir en este estamento de tristeza. Estoy cansada de ello. Estoy exhausta de ello. Estoy enferma de ello. Necesito caminar por este sendero imperfecto, pero adecuado para mí. Necesito sentir el sol en mi cara. Necesito el sonido del mar. Necesito reír con mis amigas. Necesito cantar Life on Mars? en vinilo con mi vecina. Necesito el olor de él cuando me abraza. Necesito besar sus labios. Necesito ser libre de toda clase de culpa por ser cómo soy. Necesito ser feliz. Necesito que no atardezca y que no se vaya este sol tan tuyo, porque no quiero estar triste. No quiero despertar. No quiero pensar que todo esto ha sido un sueño sobre ti. No quiero que todo vuelva a ser cómo antes, porque no sé si sabré soportar toda esa carga. No sé. Necesitaba decir todo esto. No tengo ni idea si podré parar mi magnetismo con la tristeza, pero al menos esta vez voy a luchar por no chocar con ella. Necesito vivir. Necesito ser feliz. Tú me has hecho tan feliz, verano. Porque el sol brilla más cuando estás tú.  



1 comentario:

  1. Escribes muy bonito, de verdad. Te digo que no es necesario que llegue el verano para que halles la felicidad, a veces la tienes más cerca de lo que piensas. Y sonríele al miedo, que seguro que tienes una sonrisa preciosa.
    No sabía que tenías este nuevo blog. Te leo, guapa. :)

    ResponderEliminar